El pasado 3 de julio, con 31 años, falleció el oso polar Arturo en el zoológico argentino de Mendoza, no fue el único, pues anteriormente murieron decenas de animales en ese mismo lugar. Nació en cautiverio en el zoológico de Colorado: su generación era la quinta en nacer prisionera del centro de atracciones.
Fue un periódico británico el que lo llamó 'el animal más triste del mundo' por su lamentable calidad de vida, además. Además, Arturo fue el último oso polar en cautiverio en Argentina. Pero como si la vida en cautiverio no fuera de por sí terrible para un animal que debería vivir en el hielo, en 1993 fue trasladado de Colorado al cálido clima de Mendoza, donde debió soportar cada verano temperaturas que superaban los 30ºC y que a veces alcanzaban los 40º.
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