A pesar de los conflictos en su historia, hace cinco años, Siria era un país distinto. La mayoría de los negocios solían estar abiertos las 24 horas, ya que una de sus fuentes de ingresos era el turismo. Pero fue a partir del 2011, año en el que se desató un conflicto entre el gobierno y los opositores del actual presidente Bashar Háfez al-Ásad, que las sonrisas de la gente amable dieron paso a la pesadumbre, desesperación y tristeza por la Guerra civil que al día de hoy no tiene fin y que ha costado miles de muertes.
Es así que los destinos turísticos y muchas zonas arqueológicas valiosas cambiaron para convertirse en ruinas debido a los constantes bombardeos.
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