Nick Schnarr y su mujer Brooklyn, esperaban a su tercer hijo, pero los médicos le diagnosticaron hidrocefalia severa, conocida como “agua en el cerebro”. Los remitieron al Cincinnati Children's Hospital, donde varios de los más respetados expertos en medicina fetal de todo el país les dijeron que la situación del bebé era muy grave.
La situación era tan complicada, que los especialistas dejaron de medir y controlar los niveles de fluido del cerebro del bebé porque “ya daba igual”.
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