"Primero hay un golpe directo -que es lo que la mayoría de la gente imagina cuando piensa en un rayo- que pega en un árbol o en el suelo", le dijo Jensenius al sitio The Verge.
"Entonces la energía se esparce en la superficie, y si estas cerca del ligar donde pegó el rayo, la absorbes".
La energía entra por una pierna y sale por la otra, y como los animales están en cuatro patas, son más vulnerables, pues la energía viaja con más facilidad por sus cuerpos.
Las autoridades noruegas aún no han decidido qué van a hacer con los animales.
"Vamos a decidir pronto si se debe dejar que la naturaleza siga su propio curso o si vamos a hacer algo", ha añadido Knutsen. De los 323 renos muertos, cinco fueron sacrificados por mano humana debido a las lesiones, pues estaban en muy mal estado como para seguir sufriendo.
En la tundra noruega hay alrededor de 25.000 renos salvaje, en las sierras del sur, según los expertos.
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