Un dato que debe obligarnos a descubrir es la importancia del contacto físico en la crianza del niño, y es que, en los orfanatos, aquellos bebés que no reciben caricias, abrazos y palabras frecuentes, no se desarrollan de forma saludable.
Un niño que llora y que no es atendido dejará de llamar la atención del adulto porque comprende que no va a ser respondido. Un llanto que no se atiende genera estrés en el cerebro del pequeño.
Una criatura que no es abrazada, a la que no se le ofrecen refuerzos positivos constantes, desarrolla un sistema inmunológico más débil. Además, sus estructuras cerebrales estarán marcadas por la ansiedad, y la desprotección.
El contacto físico son estímulos sensoriales que favorecen la conexión neuronal. Cuantas más caricias, más abrazos y más palabras, daremos paso a un mayor tejido neuronal y unas estructuras cerebrales que se desarrollan más rápido.
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