Serina Vine fue una veterana de la Segunda Guerra Mundial que se quedó sin hogar. A su funeral sólo asistirían cuatro personas, pero cuando Jaspen Boothe, una mujer, mayor del Ejército, se enteró de esto, decidió hacer algo más, aparte de sumarse a la lista de personas que irían a su entierro.
“En la milicia no servimos solos, por lo tanto, no hay que morir solo”.
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